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Un sorpresivo Bajos de Mena: Lanzamiento Grifo n°46

  • Javier A. Pérez Díaz
  • 2 ene 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 8 feb

Un par de días antes del lanzamiento de la Revista n°46 de Grifo, llevada a cabo desde hace 20 años por estudiantes de la Universidad Diego Portales, tuve la oportunidad de hablar con Marcelo Arce Garín, poeta y encuadernador, quien me comentó del evento producto de mi curiosidad al enterarme de su participación con unos poemas de Óxido, su reciente libro publicado por MAGO.



En una lectura rápida, llamó mi atención la entrevista de Alejandro Vega a Juan C. Cortés, quien está resolviendo las ansias de aquellos (muchos) lectores que buscaban más literatura japonesa en nuestro idioma. Cuando habló de los inicios de Abducción, extrañé unas palabras a Qué Brígido, un libro de cuentos de Joannes Lillo que es bastante original y extraño, como gran parte de la narrativa del escritor. De todos modos, es un detalle. La entrevista cumple con los fanáticos de la cultura y literatura japonesa, en especial de Ryū Murakami, también puede resultar valiosa para quien se interese en el difícil y precioso oficio de la traducción, junto con los desafíos que tiene una editorial independiente.


Respecto al subtítulo de la revista, El tupido velo hace mención a una cita de Casa de campo de José Donoso, para referir a la personalidad y el actuar ocultos en público, con el ejercicio artístico y literario explorando lo incómodo y otras verdades de aquel resguardo. Alrededor del tópico, en ensayo, Constanza Michelson en “Buscar una salida” reflexiona en torno a la noche -como en su reciente libro-. A partir de la metáfora de las luces y sombras, la intromisión de la noche en el día, las “zonas intermedias”, Michelson habla del fascismo, las cotidianidades neoliberales, lo sinvergüenza y “hacer un mundo aún en las ruinas”, lo que da sentido al título.


Gabriela Wiener, cronista peruana, en “Cuanto mayor es la belleza, más profunda es la mancha” desentraña su trastorno dismórfico corporal, misma enfermedad de Sergei Pankejeff, el hombre de los lobos de Freud. Es un texto que habla sin tapujos de las obsesiones con un defecto físico, real o imaginario. Escrito que también recuerda la presencia tangible de un cuerpo más allá de las ideas y el lenguaje, situación que explora con una descripción personal tosca y cruel, de algo que puede (y ha sido) despreciado por tener rasgos indígenas, amorfo, desproporcionado, peludo y fofo, al que se ensamblan olores y tonos desagradables. El relato también narra una situación, aunque angustiante, graciosa. Dice Wiener: aunque se dé “por descontado que en el mundo hay feos, (…) las personas no se imaginan que pueden estar en ese grupo”, lo que me recordó al cuento “Veinticinco vagabundos andrajosos” de Bukowski, donde el protagonista consigue un trabajo dominical de entregar folletos y una vez observa al resto de trabajadores, menciona: “entonces algo me dijo, eso es lo que están pensando TODOS: yo no pertenezco a esto. TODOS ELLOS están pensando lo mismo”.


En “La casa de los espejos. Donoso y Couve, los padres y las hijas”, Luna Andreu hace dialogar a Estampas de niña de Camila Couve y Correr el tupido velo de Pilar Donoso, sobre todo a partir de su relación como hijas-escritoras. El texto también reflexiona la cercanía entre la figura de Donoso y Couve -padres-, a través de cómo influyeron sus personajes en su vida personal, en especial, con la revisión de La comedia del arte y El obsceno pájaro de la noche.


En poesía, se publican tres poemas de Ignacio Bernal S., bajo el título de Por fidelidad a los fantasmas: “A la noche”, “El enmascarado” y “Espejo”. Javier Llaxacondor publica “León”, y Danae Estay Salgado, “La infancia es una instancia abrupta”, poema que aborda la voz lírica de una niña con imágenes verbales que agrietan las tiernas situaciones infantiles revisando los supuestos aromas apropiados y los retorcidos juegos para “futuras mujeres” y así.


En cuento, están “Vacaciones” de Ignacia Coll y “Negro” de Nina Avellaneda, historias protagonizadas por niñas, como en el poema de Danae Estay. En “Ansiedad terminal”, Pía Cereceda Lira narra la vida de alguien que visita el hogar de la infancia tras enterarse que murió su madre.


En crítica de libros, Rodrigo Oliveros lee Manual para un destino desencantado (Roneo, 2023) de Anne Boyer, Ana Mora Estrada lee Crujido (Deriva, 2023) de Felipe Moncada y Sebastián Gatica, la Antología de poema en prosa y prosa poética editada por Paula Ilabaca (Cástor y Pólux, 2023).



Volviendo al evento, hubo lectura de parte de estudiantes y buena música en vivo. En lo personal, fue agradable e incómodo escuchar el inicio de “Colina 2” de Jorge Carrasco, cuento que obtuvo el segundo lugar en el concurso literario de su categoría. Extrañé mucho su aparición y la del resto del podio, por lo que solo tengo un recuerdo vago de su historia. Más o menos contaba la historia de Brayan (tal vez otro nombre genérico de personaje flaite), quien estaba en la cárcel por haberse dedicado a los “portonazos”, un chico que una vez preso comienza a reflexionar sobre su existencia, empieza a leer y evoca la pobreza material y humana de Bajos de Mena. Curiosamente, el cuento ganador de la categoría me provocó una sensación similar. En “Taller” de Pedro Muñoz Chávez, el protagonista del relato categoriza a un estacionador de autos de pastero, lo que me resulta intrigante. Los únicos personajes no limitados a dialogar como caricatura flaite son los dueños y el protagonista, quien busca reparar su bicicleta. Los haitianos ni siquiera hablan, mascullan o gritan de manera ininteligible. El hombre consigue que le arreglen su bici, le sale barato y se va del persa, deja el mundo del lumpen atrás para volver a su realidad.  Al respecto, destaco cómo Muñoz Chávez logra trabajar la personalidad de una persona ejemplar, que no contamina nuestro medio ambiente y se preocupa por los sujetos desvalidos, siente empatía por los estacionadores y haitianos, incluso quiere ayudarles, aunque le provoquen cierta inseguridad. Creo que la voz de dicho personaje es consecuente con el número de la revista, ya que gracias a sus reflexiones accedemos a lo que en verdad pensamos, aquella articulación verbal que solo aparece entre los semejantes, el cliente y el dueño, para burlar esos cuerpos bufonescos de drogadictos y extranjeros que hablan en lenguas y tienen prácticas de conducta desdeñables, personas demolidas por el vicio, tal vez por un trabajo penca o el juicio de los honestos. Sin embargo, como en Wiener y Bukowski, nunca se sabe cuando se está en ese grupo marginalizado cuando uno cree estar fuera.


Sobre los poemas de Marcelo Arce, estos me sorprendieron. Solo tenía como referencia algunos versos que citó Patricia Espinosa en una crítica celebratoria de Óxido[1]. La manera en que presenta los espacios laborales, las personas trabajando, la cotidianidad de la población sin victimizarla, unida con los nombres de las trasnacionales y el refinamiento de las prácticas cotidianas, a veces cuestionables, junto con los sueños rotos de una generación revolucionaria, es un conjunto de elementos que adquiere una significación apropiada considerando el presente político, un vaivén entre la decepción y la esperanza. 


Para finalizar, el plano visual de Grifo es atractivo, la revista en sí tiene una manufactura envidiable.  Este número contó con varias obras de Dominique González García, artista invitada. A lo largo de los textos hay siete pinturas en óleo incluida la portada. De esta última, no puedo evitar la imagen remanente del joven protagonista de Chainsaw Man, Denji, aquel sujeto marginal con la mentalidad dañada tras años de injusticia y sobrexplotación. Aunque es muy probable que la obra original no tenga dicho sentido, de igual modo, el resto de rostros y situaciones ilustradas en algunas páginas se cohesionan en esa dirección y con la idea del tupido velo.


Al terminar la presentación, salí del rooftop y volví a caminar por Alameda para esperar la dos diez, como se titula el poema de Valentina Sarmiento, incluido en Maraña (Alquimia, 2019), el cual lamentablemente fue “saltado” por las revisiones que encontré del libro, aunque es algo que puede ocurrir, yo mismo no incluí “Las puertas” de Sebastián Novajas Cofré, ganador de la categoría de poesía.   




Por Javier A. Pérez Díaz

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