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Apertura

  • Felipe Muñoz Becerra
  • 27 may
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 30 may

El tiempo sobre una vieja soñadora

Cuando ya no estés, ¿quién pondrá las luces en navidad?

¿Quién se hará cargo del espectáculo de colores que parpadeaban sobre la casa que te

vio envejecer?

¿Quién querrá sufrir el letargo de la altura mientras viajamos hasta un pueblo que ya no

reconoces?

Que ya no recuerdas, pero esperas que sea el mismo que te abrace en la penumbra

 

Tal vez nadie pueda soportarlo más

O al menos lo suficiente

Para no dejar nuestro andar a medias en un mundo que no se condice a tu corazón

Falto de nobleza y amor

 

Mientras las luces parpadeen bajo el sonido de un reloj

Que ya no recuerdas

Con ese hombre que caminó hacia el mar, mientras tu caminaste hacia la montaña

Con el viejo volcán que daba tu sombra, que pronto será uno con tu cuerpo

 

Añorarás el recuerdo de tu imbatible marca en cada uno de nuestros 25 de diciembre

 

Harás del tiempo venidero un refugio 

Una cubierta que soporte la nieve congelada

Apuntará hacia el río que protege tu jardín

Harás de la espera un lugar familiar

Mientras colocamos las luces en navidad



El ruido de las palomitas

En el cine, el ruido de las palomitas me desespera

Me impaciento cuando son ellos los que comen de a dos

Y se miran

Y se besan

Y comen palomitas

Ahora me hundo más en mi butaca y pienso ¡Cómo se puede hacer tanto ruido!

Pero esa voz me recuerda que yo habría sido uno de ellos

Cierto

Si aún estuvieras aquí a mi lado y pudiéramos hacer ruido mientras comemos

 

 


Mar-íntimo

Hay un incesante fulgor en nuestras miradas cuando se tocan

Frente a un océano impávido

Permite que un ave costera vuele sobre un sol decaído

Y un beso se cierna sobre el delicado oleaje

 

Mi mirada no aguanta el abismo de palabras inefables

Cuando en tu lugar me hundes hasta lo profundo

Sentada en la arena me miras y me pides que me quede

Si existiera algo más afirmativo que el sí lo diría

 

Decido quedarme

Si aguardas por mí

Mientras nuestros pies se hundan en la arena

Para siempre



Llega el invierno

Llega el invierno y con él la melancolía

Con su dolor habitual

Con el rito de antaño que penetra mi cuerpo

y me enloquece

 

Me envuelvo en un manto estrecho

Mientras mis pies arrastran el agua de las calles

De las veredas

Me dejo empapar

 

Los autos pasan a mi lado

Una luz de poste parpadea sobre mí

Estoy en medio de la vía

Ya no me quedan amigos en la ciudad

Solo, me vuelvo sobre mí mismo

Bajo un cielo nublado que no permite olvidar

Que deja caer su temperamento en mi piel

 

Llega el invierno

 

Y con él llega la melancolía

No permite paraje

Y yo no tengo rumbo

Solo siento el viento

Frío

Agua

Y dolor


Por Felipe Muñoz Becerra


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Felipe Muñoz Becerra, se reconoce amante de la poesía, literatura y cine. Se dedica a la filosofía e incursiona en la escritura de ensayos, cuentos y poesía. Su última publicación fue un microcuento en una antología de poesía y prosa titulada Voces en Cartón, organizado por el instituto de filosofía de la Universidad de Valparaíso.

Su Instagram: @mrnnobbody.


 

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